En los últimos veinte años, Bert Hellinger con su terapia sistémica y la comprensión de los órdenes del amor y de la vida, ha abierto una nueva luz para la comprensión de la enfermedad, feliz coincidencia con la homeopatía en donde la causa de la enfermedad no radica sólo en lo individual y el entorno inmediato del paciente, si no que también se toma en cuenta lo transgeneracional, las patologías vividas en la historia de la familia, que Bert Hellinger llama transgresiones en el orden del amor.
La familia es un sistema que no permite que ninguno de sus miembros sea olvidado, marginado, no reconocido o no amado. Cuando esto ocurre uno de los posteriores mantendrá una alianza con aquel que fue marginado u olvidado, y muchas veces esa alianza se manifiesta mediante la enfermedad.
La familia tiene dos lazos poderosos: el amor y la lealtad. El amor de vinculación y la lealtad pueden manifestarse en enfermedades graves, por ejemplo, en la anorexia. En su alma de niña, la anoréxica le dice a uno de sus padres: «prefiero desaparecer yo antes que tú», de esta manera la enfermedad va unida a un sentimiento profundo e inconsciente de fidelidad y de amor. La lealtad también se manifiesta cuando ha muerto un miembro de la familia y uno de los vivos tiende amorosa e inconscientemente a seguirle, y lo sigue: enfermándose gravemente, fracasando, etc.
El conocimiento de los órdenes del amor ayuda a clarificar sobre la verdadera causa de una enfermedad. Uno de esos órdenes (principio) es que los padres dan y los hijos reciben. Este hecho, por ejemplo, puede trasgredirse cuando un hijo pretende expiar, vivir, de manera inconsciente algo que los padres deben llevar o que les corresponde a ellos, pues se ha visto que el inconsciente del niño ( y todos somos niños respecto de nuestros padres) muchas veces vive una mezcla de arrogancia (apropiarse algo que no le corresponde) y amor, llevando sobre sí dolores que no les corresponden. Conocí el caso de un suicida donde se vio claramente que se marchaba él para que su padre se quedara. (El padre falleció de cáncer un año más tarde y aún no estaba diagnosticado ni sintomático cuando su hijo cometió suicidio).
Paralelismos entre homeopatía y constelaciones familiares
La homeopatía reconoce que los sufrimientos de un paciente no siempre son explicados en base a su historia personal. Se toma en cuenta la genética (por supuesto), pero también otro tipo de influencias patológicas que llamamos “miasmas” y aunque la palabra suena anticuada, es la correcta para entender el porqué muchas veces personas con un estilo de vida muy sano, de pronto empiezan a desarrollar una patología severa, es allí donde vemos que somos más vulnerables de lo que imaginamos; pues bien, desde las constelaciones familiares, también tomamos en cuenta todos los acontecimientos vividos en la familia y que hubiesen generado un dolor del cual uno de los posteriores se quiera apropiar con el objetivo amoroso e inútil de expiar, solucionar o simplemente manifestar amor.
Otra feliz coincidencia entre la medicina homeopática y la terapia mediante las constelaciones familiares, es el hecho de que en ambos casos hay una “Metáfora” en el sentido etimológico de la palabra: en el caso de las constelaciones familiares, el campo grupal donde se desarrolla la constelación interactúa con aspectos de la realidad a los cuales no estamos acostumbrados, así por ejemplo, una persona adoptada se podría sorprender mucho en una constelación de como su lealtad es más intensa con sus padres biológicos que con los adoptivos, aun cuando la historia con los padres adoptivos sea buena.
En homeopatía, consideramos que la enfermedad es un estado “alterado” de la persona, entonces le ofrecemos para su curación un estado similar –pero también alterado- para que se pueda curar. Es decir, la curación homeopática también es una metáfora en el sentido de que el medicamento le permite al paciente estimular aspectos de su realidad física y psíquica que están bloqueados.
El reconocimiento de lo miasmático en las enfermedades de los pacientes y la clínica ejercida sobre el miasma predominante en el hoy del paciente siempre ha sido el cúlmen de la ciencia homeopática, y lo seguirá siendo. Pero también hemos de reconocer que hay sufrimientos que van más allá de lo miasmático, que tiene que ver con la familia, pero no en el sentido de «reminiscencias» patológicas heredadas de generación en generación, sino con alianzas y lealtades, con arrogaciones, etc. Es decir, una implicación sistémica, un servicio que hace un miembro de la familia a favor del sistema. Tuve el caso de un chico de 14 años que siempre había sido un chico normal e incluso «modelo» y de pronto comienza a beber, a coger el coche de la familia sin permiso, a desaparecer durante semanas y a vivir una rebeldía desmesurada. En la constelación familiar pudo verse cómo un hermano del padre fue un alcohólico juvenil, que desapareció por largos años y que finalmente murió electrocutado. Este tío era la oveja negra de la familia, pocas veces se hablaba de él yno se tenía ninguna foto de él guardada, es decir no se tuvo respeto y amor a su destino. Y este sobrino lo estaba siguiendo aún si saber nada de él. Es un caso interesante porque se comprueba lo miasmático pero está añadido un sufrimiento que trasciende lo hereditario. Una vez que se reincorpora al alma familiar al excluido, se disuelve la IMPLICACIÓN SISTÉMICA y podemos seguir curando lo miasmático.